Elaboración: Coupage de las diferentes variedades, vendimiadas, elaboradas y criadas por separado. Han permanecido durante 8 meses en barrica de roble francés y americano. Durante la elaboración se ha buscado una madurez correcta y un respecto máximo a las variedades para conseguir un producto que refleje frescura y complejidad, pero a la vez fácil de entender por todo tipo de público.
Cata: Vino de aspecto límpido y color rojo picota. Amplio e intenso en aromas, aparece la fruta en primer plano con recuerdos a fruta roja, fresco y agradable, luego la madera muy bien integrada sin enmascarar los aromas varietales. En boca es amplio, untuoso con taninos presentes pero amables y golosos. Persistencia muy larga que deja un agradable recuerdo que invita a repetir.
Maridaje: Recomendado para acompañar todo tipo de comidas, desde las más sencillas hasta las más elaboradas, todo tipo de tapas, quesos, incluso ensaladas o platos vegetarianos, siendo también un buen acompañante de carnes y guisos. La perfecta fusión entre este vino y la cocina moderna hacen de él un referente dentro de las nuevas tendencias gastronómicas valencianas. Ideal para compartir con amigos y disfrutar de la Buena Mala Vida
Mala Vida es un vino con lo que se puede acompañar cualquier aperitivo, comida y/o cena inclusive con los postres a base de chocolate y regaliz, para tomarlo en las noches de veranos a una temperatura de unos 11-12º C. Para la elaboración del Mala Vida Roble se ha trabajado con 4 variedades, 2 españolas, la autóctona Monastrell y la nacional Tempranillo, y 2 extranjeras la Cabernet Sauvignon y la Syrah, las variedades se criaron en barrica de roble americano durante 8 meses, para obtener una mayor complejidad de aromas a vainilla, cacao, regaliz y tostados, pero al mismo tiempo unos taninos más redondos que hacen del Mala Vida un vino goloso.